Se trata de vertebrados terrestres de cuatro extremidades provistas de hasta cinco dedos. El esqueleto tiene menos huesos que los peces y poseen un solo oído externo.
Su piel es lisa y carece, en general, de escamas.
Tienen una singular aptitud que les permite llevar una doble vida. En su etapa juvenil , en el agua, son capaces de respirar por branquias el oxígeno del ambiente líquido y nadan con facilidad. Más adelante les crecen pulmones, saltan a tierra, donde desarrollan la mayor parte de su vida, aunque nunca pierden cierta dependencia del agua para reproducirse, o de la humedad para no desecarse.
Los sexos están separados y la formación es externa. Su reproducción es generalmente, por medio de huevos, y su desarrollo indirecto.
Para proteger su descendencia, algunos depositan sus huevos en el seno de masas espumosas de gelatina, en nidos flotantes sobre aguas tranquilas, construyen envolturas protectoras de barro o fabrican nidos colgantes.
Hay especies que llevan las larvas sobre sus espaldas o las ocultan en bolsas guturales.
Pasan por estados larvarios, conocidos como renacuajos.
En esta etapa poseen cola y respiran por branquias, y luego sufren una metamorfosis, desarrollando pulmones y perdiendo la cola.
Por su régimen alimentario, constituido casi exclusivamente de insectos vivos, los anfibios son útiles auxiliares del hombre en la lucha contra numerosas plagas.
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